Muy frecuentemente observo en las redes sociales algún que otro “meme” que busca ilustrar de modo irónico la relación que muchas personas tienen con el signo de puntuación: el punto y coma. Esta situación trivial, me impulsó a reflexionar sobre la relevancia de las reglas ortograficas en la educación colombiana. Esa relevancia se puede encontrar en la comprensión lectora, que puede ser fortalecida por la ortografía. A su vez, escribir correctamente y entender lo que está escrito permite lograr una comunicación eficiente; meta de toda institución educativa del país y de todo individuo que quiera tener una formación integral.
Las últimas pruebas PISA, realizadas en el 2018, arrojaron unos resultados poco positivos sobre los niveles de comprensión lectora de los estudiantes colombianos. Tuvieron un rendimiento mucho menor al promedio general; 412 puntos menos que la media de la OCDE (487) en esta área. Según el análisis solo el 50% de los estudiantes alcanzaron el nivel 2 de lectura, aquel que indica aspectos literales y explícitos de un texto moderadamente largo; y solo el 1% lograron el nivel 5 y 6, niveles aceptables que califican los elementos abstractos, implícitos, críticos y argumentativos de una texto.
La comunicación eficiente es una competencia que tiene como fuente de desarrollo múltiples factores condicionales, entre ellos, la compresión lectora. En el mismo orden de ideas, la ortografía es un factor que puede ayudar a elevar los niveles de comprensión lectora. Un ejemplo que evidencia esto lo podemos extraer del mismo punto y coma: una de las funciones que tiene es de separar dos oraciones que pueden ser independientes, pero que existe una relación de causa y efecto: Llovió a cántaros; me mojé. Llovió (causa), me mojé (efecto).
Por lo tanto, es muy importante que el escritor y lector sepan discernir esas relaciones de independencia sintácticas (forma de la oración) pero de dependencia semánticas (significado) para lograr una mejor redacción del texto y compresión del mismo. La correcta escritura no es una cuestión simplemente de estética, conlleva una profunda reflexión sobre lo que se escribe, para poder de esta modo transmitirlo de la mejor forma eficiente respetando las reglas que como sociedad hemos establecido intersubjetivamente sobre la lengua que hablamos.