El colombiano, en general, es indiferente a la dignidad de cualquier persona humana distinta a la de él. La percepción del ello es una realidad que se le escapa a la conciencia colombiana difuminada por la exaltación de los intereses propios. Son múltiples las causas que impele esta cultura de la insensibilidad, pero por brevedad me concentraré en los cuatro que han influenciado de manera relevante: la violencia, la polarización, la pobreza, la incivilización.
La violencia en nuestro país es un hecho que se vive día a día, es una obviedad que no me es necesario recurrir a ninguna fuente para demostrar su validez. Sus orígenes se pueden rastrear hasta la época misma de la colonización española, pasando por la independencia, la patria boba, etc. Pero, su máxima expresión llego con el asesinato del caudillo Jorge Eliécer Gaitán, hace 50 años, sus efectos aún son palpables. Esta historia de violencia ha provocado que los ciudadanos colombianos se acostumbren a la sangre, no se escandalicen ante la muerte violenta del prójimo por miedo, como es de asumir, que el próximo sea uno.
La polarización es un tema ligado con el de la violencia, tienen una misma raíz y desembocan en el mismo río. Esta raíz es la de la política desde mediados del siglo XIX cuando se comenzaron a fundamentar las bases del partido liberal y el partido conservador en Colombia. Y esto, solo por mencionar lo más reciente, ignorando la división del país entre federalistas y centralistas por allá en el siglo XVIII. Los letrados comenzaron a adoctrinar al campesinado en sus ideales de liberalismo o conservadurismo provocando que los pobres iletrados se radicalizarán sin siquiera comprender el meollo de los partidos, pero eso sí, podían afirmar con certeza religiosa ser del rojo o azul, ser godo o liberal, etc.
La precariedad es un efecto directo de los dos temas mencionados anteriormente e indirecto del que sigue a continuación. El estado de pobreza provoca en el colombiano un sentimiento de superación inquebrantables, algunos con buenos principios morales recurren a el camino difícil de la vida, otros, egocéntricos e individualistas al de la indiferencia, pasando por encima de los demás sin importarle la vida de los otros que conviven alrededor de él. Este último se enfrasca en una lucha con el destino que hasta en el más extremo de los casos se ve obligado a prescindir de la vida humana que se cruza en su camino por los medios que sean necesarios.
La incivilización es entendida en este escrito como la falta de educación en principios morales y éticos. La relación que hay entre todos los temas mencionados es una relación recíproca. El colombiano al verse inmerso en todas estas situaciones de extrema inhumanidad no encuentra los medios para educarse y dado que esta es una cuestión histórica no ve en sus padres los modelos fundamentales que le inculquen los valores necesarios para la vida en convivencia. La educación en principios axiológicos es necesaria porque permite la construcción de una conciencia del ello y por ende de una nacionalidad…