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“El desplazamiento es normal acá en Colombia”

Estas fueron las primeras palabras de aquella mujer de 1.65, cabello ondulado que en la raíz le brillaban las canas de la sabiduría y de la vida, recordando cómo le cambió la vida después de ser desplazada por grupos ilegales en Ituango, municipio del Norte antioqueño.

por | Mar 14, 2021 | Crónica

“El desplazamiento es normal acá en Colombia” Estas fueron las primeras palabras de aquella mujer de 1.65, cabello ondulado que en la raíz le brillaban las canas de la sabiduría y de la vida, recordando cómo le cambió la vida después de ser desplazada por grupos ilegales en Ituango, municipio del Norte antioqueño.

Rosalba García, con tan solo 16 años comenzó a enfrentar la vida sola, sin padres, ni hermanos, ni primos. Ahora, ella sola asume sus responsabilidades, luego de que un grupo al margen de la ley terminara con la vida de ellos y demás personas que fueron víctimas inocentes que cayeron en el momento.

A la 1:00 a.m. de la mañana Rosalba no podía conciliar el sueño, ya que días antes se había presentado una masacre en una zona rural del municipio, el miedo y la incertidumbre se apoderaba de ella. La angustia que tenía ella y muchos de sus habitantes era que llegara la noche y que no se encontraran con vida sus seres queridos, sin embargo, no fue todo como lo quería, fue una de las víctimas que le arrancaron el corazón al asesinar a su familia.

“Estaban tocando, pero mi papá nos dijo en la tarde que si lo hacían a altas horas de la noche nos escondiéramos debajo de la cama o que saliéramos por la parte de atrás de la casa para salvarnos. Solo podía escuchar un grito que decía si estábamos ahí, inmediatamente mi padre y mi madre se acercaron a donde dormíamos nos echó la bendición y me fui con un taco en la garganta para escaparme”, expresó esta mujer con lágrimas en sus ojos al recordar este momento de su vida.

Ella se refugia en un árbol para que las FARC no acabaran con su vida, pero tenía la esperanza que su mamá la estuviera esperando con el chocolate caliente que le hacía todos los días acompañado con arepa y huevo. Después de estar seis horas en ese bosque donde se apreciaba la naturaleza, los pájaros y el sonido de la quebrada. “Miré la hora en el reloj que me regaló mi papá de cumpleaños y vi que estaba un poco tarde, por lo que decidí ir a mi casa con mucho cuidado”, dijo Rosalba tocándose el cabello mientras recordaba su historia.

“El desplazamiento es normal acá en Colombia”

Pero no fue como ella lo pensaba, sentía olor de sangre y los gallinazos rodeaban su casa, aquella que fue construida por su papá con esfuerzo y sacrificio para que sus cuatro hermanos tuvieran una vivienda digna. Llorando entró por la parte trasera de la casa, el corazón lo tenía a mil sin saber qué había pasado, se dirigió a la sala cuando vio a su padre tirado en el suelo, lleno de sangre y sin una mano, su mamá estaba en la cocina dando sus últimos suspiros y sus hermanos estaban desaparecidos solo se encontraba algunas partes de sus cuerpos en el corredor. Ahí en ese momento todo se tornó gris para la vida de Rosalba, con tan poco tiempo de vida, le tocó enfrentar la situación más difícil de su vida.

“Mi vida se partió en dos, no sabía qué hacer con mi vida, quería morirme y nunca más despertar de esta pesadilla, mi familia era todo, pero no les importó y me dejaron sin nadie, donde no me hubiera ido no estaría contado la historia…”, expresó aquella mujer llorando.

Su padre siempre le dijo que el día que él faltará se fuera para donde una tía a la ciudad de Medellín, donde empacó sus cosas y llamó a su tía María para irse a su nuevo hogar, pero primero tenía que darle la santa sepultura a sus padres que eran los únicos que se encontraban allí.

Sin embargo, en este suceso el corazón de Rosalba quedó con rencor contra este grupo, y más porque el gobierno no hizo nada al respecto. “Me prometieron la gloria, pero no fue así hasta el día de hoy no he recibido ayuda psicológica, pero bueno… El desplazamiento normal acá en Colombia”.

Ituango durante años ha estado la violencia presente, donde las comunidades se han desplazado de su lugar de nacimiento para otras localidades. En lo que lleva del 2021, fueron víctimas 120 familias de la vereda El Quindío, Quebrada del Medio, Las Arañas y El Alto del Limón que llegaron hasta el casco urbano por riesgo de un grupo ilegal.

<H2><a href="https://www.antioquiacritica.com/author/ingridac/" target="_self">Ingrid Barbarán</a></H2>

Ingrid Barbarán

Comunicadora social y periodista. Apasionada por investigar y mostrar la realidad.
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