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¿Girardota al borde del abismo político? Un llamado urgente a la reflexión para restaurar la cordura y la dignidad en nuestras prácticas políticas

Girardota se ha convertido en un espacio donde la gente te califica según las personas con las que te relacionas. La polarización se exacerba cada día, y la gente pasa de ser contradictor político a ser ENEMIGOS,

Jul 14, 2018

Recuerdo que hace quince años, durante mi pregrado en la universidad, me sentaba con líderes políticos y personas de otras campañas sin temor al macartismo y la represión por tener un pensamiento divergente. Era una época en la que prevalecía la amistad y, quizás, unas prácticas menos agresivas que las que vemos hoy en día.

Girardota se ha convertido en un espacio donde la gente te califica según las personas con las que te relacionas. La polarización se exacerba cada día, y la gente pasa de ser contradictor político a ser ENEMIGOS políticos, lo que, en términos sencillos, significa que se convierten en personas capaces de hacer cualquier cosa para truncar las aspiraciones de su adversario.

Las elecciones pasadas a la Alcaldía dejaron heridas en ambos bandos que aún no cicatrizan. Todo comenzó en las elecciones entre Fernando Ortiz y Martín Bustamante, donde la vida privada se volvió un asunto insustancial para aquellos que se declararon la guerra, dejando marcas en las vidas de las personas que aún persisten y sembrando la semilla de que en la política local cualquier bajeza se vale.

La campaña anterior entre el actual alcalde, Diego Agudelo, y Pedro Hoyos, avivó esas prácticas confrontacionales, personalistas y odiosas. Perfiles falsos en Facebook fueron la comidilla diaria, y los ataques personales fueron una vergüenza. No se respetaron familiares, madres, amigos, vida privada o íntima para captar unos cuantos votos con el morbo generado por datos manipulados. La pobreza política de esta campaña fue notable porque no hubo deliberación, confrontación respetuosa y, sobre todo, no hubo interés en quienes manejaron la campaña en llamar a la cordura a sus adeptos o seguidores, según el fanatismo que se manejara.

En la poscontienda, en momentos en que se supone que debería amainar la «violencia» política, Girardota sigue absolutamente dividida y en algunos segmentos, hastiada. Es agotador pensar que hay alguien pendiente de con quién hablas, a quién saludas, con quién te tomas un tinto o incluso a quién acompañaste a un funeral.

¿Desde cuándo la política en Girardota se volvió tan insufrible y agresiva?

Digo todo esto porque recuerdo que hay quienes han dicho que trabajo para Pedro Hoyos y que soy amigo de Sergio Henao, cuando en su medio de comunicación no me han bajado de muerto de hambre porque presto mis servicios profesionales a la alcaldía. Por otro lado, amigos conservadores me han tildado de subjetivo porque he defendido la idea de unos andenes amplios y necesarios para los transeúntes, y en la alcaldía, doña Luz María Agudelo me recibió una vez diciéndome agudelista, simplemente porque soy amigo de Darío Castrillón, quien a su vez es amigo y compañero de Diego Agudelo, ex candidato y actual candidato a la alcaldía municipal.

¿Qué podemos hacer para reducir tanta tensión y agresividad? ¿Será que un pueblo tan pacífico como el de Girardota tiene que seguir así? He llamado a distintos actores a que hagamos una política decente, donde se desarticulen los halcones de cada bando, donde a pesar de los proyectos políticos de cada grupo, se respete la dignidad humana. Esto sería lo que Álvaro Gómez Hurtado denominó un acuerdo sobre lo fundamental.

Estamos en campaña al Congreso y a la Presidencia, y los líderes políticos de Girardota, aquellos que saben de administrar el poder, deberían sentarse y acordar unos puntos básicos sobre cómo ejercer la política, desde la oposición hasta el gobierno local. Porque esta cacería de brujas, esta división y, sobre todo, esta agresividad, pueden en algún momento de nuestra historia cercana generar muertos y violencia. ¿Es eso lo que quieren? ¿Es esto lo que merece Girardota? De ustedes depende, señores dirigentes, que volvamos a dignificar la política local o pueden seguir en sus egos y orgullos y dejar que esto llegue al punto en que no haya un retorno.

<H2><a href="https://www.antioquiacritica.com/author/daniel-largo/" target="_self">Daniel Largo</a></H2>

Daniel Largo

Soy un sociólogo apasionado por la comprensión de las sociedades modernas; mi enfoque es humanista, y este se ve reflejado en mi compromiso con los derechos humanos. Analizo hechos sociales, especialmente en el ámbito político y electoral.

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