Aquel 29 de mayo cuando ya se sabía que los candidatos a segunda vuelta eran Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, dos sentimientos rondaron por las campañas de cada uno, en el entorno de Hernández, todo era felicidad y mucho optimismo, mientras que en el lado de Petro la preocupación era característica compartida, de hecho, había un aire de derrotismo que se fue hasta el otro día.
Es que la matemática era sencilla, Rodolfo sumaba sus votos que eran casi seis millones a los cinco millones de Federico Gutiérrez, más, los de Jhon Milton Rodríguez, Enrique Gómez e incluso gran parte de los de Sergio Fajardo, lo que le daría un poco mas de once millones de votos que ante la supuesta dificultad para crecer de Gustavo Petro, otorgaría al ex alcalde de Bucaramanga la presidencia de la Republica.
¿Pero entonces que fue lo que pasó, si todo estaba supuestamente definido?
Son varios factores, podemos ubicar una de sus génesis en el momento exacto en el que Federico Gutiérrez anunciaba su voto al candidato de la Liga de gobernantes contra la corrupción, ese instante desataba una ola de apoyos de integrantes del uribismo político tales como: María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Margarita Restrepo entre otros.
Lo anterior suponía una dura prueba para Rodolfo Hernández, para la cual no estuvo la altura.
Hernández tambaleó con su postura, un tibio “les recibo los votos, pero les mantengo el discurso” fue tan insuficiente, que al otro día más estructuras del uribismo le hacían campaña como si nunca hubiesen perdido algo en estos comicios.
Ese fue su primer gran error, Rodolfo a medida que comenzó a aceptar los votos que le podría dar el uribismo empezó a perder los suyos, esos que había logrado gracias a su discurso antiestablecimiento.
Su viaje a Miami fue otro factor clave de su derrota, allí se descubriría que el uribismo estaba organizando su agenda en dicha ciudad y para completar su coordinador de campaña en ese territorio era el uribista recalcitrante Alfred Santamaria, pero no contento con esto las entrevistas que ofreció en vez de pulir su imagen la afectaron más, primero ese momento incomodo en Telemundo, donde le preguntan sobre sus líos legales, lo que genera el salto al rescate de sus asesores para terminar abruptamente la sesión, otra fue con el “parlante” en el extranjero de este tradicionalismo político nacional, el peruano Jaime Bayli, todo un desacierto.
Lo realmente trágico fue que muchos seguidores de Federico Gutiérrez prefirieron votar en blanco en esta segunda vuelta, abstenerse o hasta irse al extremo de votar por Petro.
En la política y mucho más en un país como Colombia, uno mas uno no siempre es dos.
Mientras los días pasaban el candidato santandereano se dedicaba a darse como dicen coloquialmente “balazos en el pie” sus desatinadas salidas, como por ejemplo tratar a la virgen de prostituta, los videos del yate, las presiones y agresiones a sus empleados y mas que todo su gran Karma, Vitalogic, hicieron que la figura directa y con carácter del santandereano se diluyera en medio de las burlas en unos y las inseguridades en otros.
Rodolfo Hernández sobrestimó su campaña, creyó que no ser tan visible para los medios como televisión y radio y si para las redes sociales iba seguir alimentando sus números en las encuestas, pero cuando vimos las ultimas predicciones, su figura estaba en franco descenso.
A Hernández le pesó su bandera de independencia, no la pudo seguir ondeando y termino siendo uno mas de los mismos en el país, todo esto se vio en los resultados de las votaciones, mientras el candidato Gustavo Petro trabajo sobre los abstencionistas y los sacó de su casa para aumentar las ventajas que tenía en las regiones donde el dominaba y equiparar las cargas donde el no era la principal opción, Rodolfo lo único que pudo hacer fue tratar de sobrevivir al propio peso de sus acciones.
En la política y mucho más en un país como Colombia, uno mas uno no siempre es dos.