El domingo 5 de febrero del 2023, Girardota registró un feminicidio múltiple. Un hombre asesinó a su madre y a su abuela.
Este espeluznante hecho, me invita a plantear la siguiente reflexión de forma respetuosa pero categórica y con ello tratar de evitar en la medida de lo posible este tipo de crímenes.
La salud mental salva o quita vidas, hechos como el ocurrido en Girardota, en la mayoría de ocasiones no son situaciones aisladas, es un cúmulo de episodios que desencadenan en lo que todos lamentamos,
Tristemente en nuestro contexto hay múltiples barreras para poder acceder a tiempo y con constancia a los profesionales del área de la salud mental
La violencia como pieza imborrable de nuestra cultura se materializa en el conflicto armado, el narcotráfico, la política, el fútbol; pero lamentablemente su origen se remonta a los vínculos que se han construido durante muchos años en la privacidad de la familia, en donde el encubrimiento, la doble moral y el miedo al que dirán han impedido que podamos hablar del tema, prevenirlo y hasta buscar ayuda para cortar con parámetros que se han normalizado de forma patológica dentro de muchas familias, como por ejemplo los abusos sexuales, el machismo, el castigo físico en la crianza, la adicción a las drogas, el maltrato verbal entre muchos otros vejámenes que pasan cuando se cierran las puertas de la casa.
En Girardota Antioquia se ha hecho un esfuerzo por atender a algunos ciudadanos que padecen enfermedades de salud mental,no obstante el contexto nacional no favorece, ya que los profesionales psicosociales solo tienen como herramienta la remisión de estos casos a las EPS o a las autoridades competentes.
la violencia se remonta a los vínculos que se han construido durante muchos años en la privacidad de la familia
Hoy es no sólo urgente, sino también necesario que la salud mental se convierta en un tema que sustente el desarrollo local y regional, con cambios sustanciales que deriven en una atención más efectiva a las familias e individuos que asi lo necesitan,
Necesitamos tener programas que tengan los recursos humanos que garanticen continuidad en el tiempo, que sean accesibles para las comunidades más alejadas, que tengan espacio para la psicoterapia breve y no solo para la consulta de remisión para la EPS.
Buenos profesionales sicosociales pueden detectar individuos que puedan representar riesgos para la sociedad y para sí mismos, y con el gobierno local generar mecanismos de monitoreo y seguimiento para así poder evitar tragedias.