La conmoción interior, contemplada en la Constitución colombiana de 1991 como uno de los estados de excepción, otorga al presidente poderes extraordinarios para enfrentar amenazas graves contra el orden público. Este mecanismo permite, por ejemplo, la restricción de la circulación, la imposición de toques de queda o la suspensión temporal de servicios de comunicación, bajo la regulación de la Ley 137 de 1994. El estado de conmoción interior puede extenderse hasta 90 días y prorrogarse en dos ocasiones.
En el pasado, varios presidentes han recurrido a esta figura para manejar situaciones críticas. Más allá de las fronteras colombianas, el caso reciente más cercano es el de Daniel Noboa en Ecuador, quien decretó un estado de excepción para enfrentar la violencia de las pandillas, movilizando al ejército a las calles.
Gustavo Petro declara la conmoción interior ante el conflicto armado
Este lunes, el presidente Gustavo Petro ha declarado el estado de conmoción interior como respuesta a los violentos enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las FARC en el Catatumbo, región fronteriza con Venezuela. El conflicto, que ha dejado decenas de muertos y miles de desplazados, pone de manifiesto la complejidad de las luchas por el control de los territorios con cultivos de hoja de coca.
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Petro ha reforzado la presencia militar en la zona con 300 soldados adicionales. Sin embargo, la batalla entre los grupos armados continúa, y las condiciones actuales dificultan una solución por la vía militar. Los analistas coinciden en que el ELN, al verse acorralado, podría refugiarse en Venezuela, donde históricamente ha encontrado un entorno permisivo.
De la “paz total” al desencanto
La paz total, el ambicioso plan con el que Petro llegó a la presidencia, buscaba abrir negociaciones con todos los grupos armados del país. Sin embargo, el fracaso de estas conversaciones ha llevado al presidente a un punto de ruptura. “El ELN tomó el camino de la guerra y guerra tendrá”, declaró recientemente. Para Petro, estos grupos han dejado de ser insurgentes con motivaciones políticas y han transitado hacia el narco-paramilitarismo. En un mensaje en X, los acusó de crímenes de guerra y masacres similares a las cometidas por grupos paramilitares en el pasado.
Un enfoque combinado: la emergencia económica
Además de la conmoción interior, Petro ha declarado el estado de emergencia económica. Este recurso busca atacar las raíces estructurales del conflicto, promoviendo el desarrollo económico en regiones históricamente abandonadas por el Estado. Sin embargo, estas medidas enfrentan un fuerte escrutinio judicial. Petro ha instado a los tribunales a respaldar sus decisiones, recordando el precedente en La Guajira, donde la Corte Constitucional anuló un estado de excepción decretado para enfrentar la crisis de agua.
Cambios en el gabinete y tensiones en el gobierno
La crisis en el Catatumbo no ha sido el único desafío para el presidente. Este lunes, la Casa de Nariño fue escenario de múltiples movimientos políticos. Luis Gilberto Murillo, canciller y figura clave del Gobierno, anunció su renuncia, al igual que Mauricio Lizcano, ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Ambos tienen aspiraciones presidenciales. Por otro lado, Armando Benedetti, en su nuevo rol como asesor, comienza a tener influencia en el Palacio presidencial.
Mientras tanto, la situación en el Catatumbo sigue siendo crítica, y el Gobierno enfrenta uno de los mayores retos de su mandato. Petro, quien llegó al poder con la bandera de la paz, ahora se encuentra inmerso en un panorama de guerra, tanto en el frente político como en el territorial.