Cuando Mariana abrió su tienda en Itagüí hace unos años, lo hizo con miedo. Sabía que su barrio, como muchos otros en la ciudad, estaba marcado por la presencia de bandas delincuenciales y extorsionistas. La primera vez que la visitaron para exigirle un “aporte” la banda que controlaba la zona, sintió que no tenía opción. Pagar era la única forma de mantener su negocio a salvo.
Pero hoy, la historia de Mariana es diferente. Desde hace más de 13 años, nadie ha vuelto a amenazarla. La presencia de la policía es constante, las cámaras de vigilancia monitorean cada calle y los extorsionistas han desaparecido. Ahora, abre su tienda sin temor y dice con orgullo que Itagüí es una ciudad próspera y segura.
El caso Itagüí: cuando la estrategia marca la diferencia
Hasta hace unos años, Itagüí era conocida por sus altos índices de criminalidad. Sin embargo, en 2023 la ciudad registró solo 13 homicidios, lo que representó una tasa de 4 casos por cada 100.000 habitantes y una reducción del 73% en comparación con 2019, según El Colombiano (El Colombiano, 2023). Además, durante octubre y noviembre de 2024, la ciudad acumuló 60 días consecutivos sin muertes violentas, un hito destacado por Caracol Radio (Caracol Radio, 2024). Estos logros se atribuyen a estrategias integrales de seguridad implementadas por la administración municipal, incluyendo el uso de tecnología avanzada y la colaboración entre diversas entidades.
Pero estos resultados no llegaron por casualidad. La administración municipal implementó una estrategia integral que combinó tres pilares fundamentales: tecnología, proximidad con la comunidad y trabajo coordinado entre diferentes actores de la seguridad.
Tecnología e inteligencia artificial al servicio de la seguridad
Uno de los factores clave en la reducción del crimen en Itagüí ha sido la inversión en tecnología. La ciudad cuenta con una moderna Central de Monitoreo que opera con 709 cámaras de vigilancia de última generación, equipadas con reconocimiento facial y de placas vehiculares. Además, un sistema de fibra óptica de más de 104 kilómetros permite una interconexión eficiente entre los distintos puntos de la ciudad.
Estas herramientas no solo han permitido vigilar el territorio en tiempo real, sino que han facilitado respuestas rápidas y efectivas. Casos como el de Roberto Ruiz, quien recuperó su motocicleta gracias al sistema de vigilancia, o la localización en cuestión de horas de Ligia Maldonado Martínez, reportada como desaparecida, evidencian cómo la tecnología se ha convertido en un aliado clave en la lucha contra el crimen.
Seguridad con enfoque comunitario: la clave del éxito
Más allá de la infraestructura tecnológica, el modelo de seguridad de Itagüí se basa en la relación estrecha entre las autoridades y la ciudadanía. La confianza en las instituciones es un pilar fundamental en la prevención del delito, y en este sentido, el trabajo conjunto entre la Policía Nacional, la administración municipal y la comunidad ha sido determinante.
Estrategias como las redes de apoyo comunitario, la denuncia ciudadana y el fortalecimiento de los frentes de seguridad han ayudado a reducir la impunidad y mejorar la convivencia.
Para Mariana, la diferencia es evidente. Antes, cuando veía a un policía en su cuadra, sentía desconfianza, incluso miedo. Ahora, los agentes son conocidos en la comunidad, escuchan a los vecinos y responden con rapidez a cualquier incidente. Su tienda ya no es un blanco fácil para la delincuencia, y cada noche puede cerrar sin la angustia de ser la próxima víctima.
El reto de las ciudades intermedias: ¿Qué pueden aprender de Itagüí?
El caso de Itagüí deja varias lecciones importantes para otras ciudades intermedias en Colombia que buscan mejorar su seguridad. Primero, la voluntad política y la inversión en tecnología pueden generar cambios significativos cuando se aplican de manera estratégica. Segundo, la seguridad no es solo un asunto de vigilancia, sino de confianza y articulación con la comunidad. Tercero, la prevención del delito debe ir más allá de las cifras: implica recuperar espacios públicos, generar oportunidades para los jóvenes y reducir los factores de riesgo que alimentan la criminalidad.
Ciudades como Soacha, Villavicencio, Buenaventura y Valledupar enfrentan desafíos similares a los que Itagüí tuvo en su momento. La pregunta es: ¿serán capaces de replicar estrategias exitosas y adaptarlas a sus realidades?

Itagüí ya no corre por miedo, camina con confianza
El camino para garantizar la seguridad en las ciudades colombianas no tiene una fórmula única, pero el ejemplo de Itagüí demuestra que es posible cambiar la historia con planificación, inversión y trabajo conjunto. Si otras regiones adoptan modelos similares, quizás en unos años estaremos hablando de una Colombia donde la seguridad no sea un privilegio, sino un derecho garantizado para todos.