El Salvador ha emergido como un actor clave en la geopolítica regional debido a su enfoque de política exterior y a decisiones económicas que han generado interés y debate a nivel global. Su estrategia de diversificación de alianzas y la adopción de modelos no convencionales han provocado un reacomodo en su relación con potencias como Estados Unidos y China, así como con organismos internacionales.

El funcionamiento de la sociedad y su relación con el Estado
Uno de los aspectos más notables ha sido su acercamiento a China, con quien ha establecido acuerdos de inversión y cooperación. Estas alianzas han resultado en la construcción de infraestructura clave, como el puerto de La Unión y proyectos de modernización en sectores estratégicos. No obstante, esto ha generado cuestionamientos sobre la posible dependencia económica y las condiciones de los acuerdos en el largo plazo. China ha incrementado su presencia en América Latina a través de financiamiento y cooperación tecnológica, y la relación con El Salvador refuerza su estrategia de consolidación en la región.

Secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Kristi Noem
Las relaciones con Estados Unidos, por su parte, han tenido una evolución mixta. Si bien el vicepresidente salvadoreño Félix Ulloa ha afirmado que los lazos bilaterales «están en su mejor momento» gracias a la ejecución de proyectos conjuntos, ciertas decisiones de la administración estadounidense han generado tensiones. La visita de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, a una prisión en El Salvador fue criticada por grupos de derechos humanos, calificándola de «teatro político». Asimismo, Washington ha expresado preocupaciones sobre gobernabilidad y derechos humanos, mientras que la diáspora salvadoreña continúa siendo un pilar clave en la economía del país debido a las remesas. La política migratoria estadounidense sigue afectando directamente a miles de salvadoreños que buscan mejores oportunidades en el extranjero.
Lea También: https://www.antioquiacritica.com/captura-medellin-las-barbies/
La adopción del Bitcoin como moneda de curso legal convirtió a El Salvador en un experimento económico global. Mientras que algunos sectores ven esto como un intento innovador de atraer inversión extranjera y posicionar al país en la vanguardia financiera, otros advierten sobre la volatilidad del mercado y el posible impacto en la estabilidad económica. Si bien el gobierno salvadoreño ha promovido la adopción del Bitcoin para atraer inversores y turismo, organismos como el Fondo Monetario Internacional han expresado reservas sobre su impacto en la sostenibilidad fiscal.
A nivel latinoamericano, la estrategia salvadoreña es observada de cerca. Gobiernos con tendencias similares han tomado a El Salvador como referencia en materia de seguridad y centralización del poder, mientras que otros han manifestado inquietudes sobre el impacto de sus reformas en la democracia y la institucionalidad. La política de seguridad, que ha reducido los índices de violencia en el país mediante medidas drásticas como el régimen de excepción, ha generado interés en otras naciones que buscan aplicar estrategias similares. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos han advertido sobre posibles violaciones a las garantías fundamentales.
En un contexto global marcado por la competencia entre China y Estados Unidos por influencia en América Latina, El Salvador se ha convertido en un punto de análisis. Su capacidad de maniobra en este escenario determinará su posicionamiento futuro en la región y su capacidad de atraer inversiones sostenibles sin comprometer su autonomía política y económica. A medida que el país redefine su política exterior, deberá equilibrar sus alianzas estratégicas sin generar dependencia excesiva de un solo actor internacional.
El Salvador sigue construyendo su lugar en el mundo, trazando su camino en un escenario internacional en constante cambio, mientras el impacto de sus decisiones resuena más allá de sus fronteras.

El Salvador en el foco global