La Conferencia de las Partes (COP16), celebrada en Cali hasta el 1 de noviembre de 2024, alcanzó un hito histórico al aprobar el reconocimiento formal de los pueblos afrodescendientes en el Convenio de Diversidad Biológica (CDB). Esta iniciativa, impulsada por Colombia y Brasil, marca un paso significativo en la búsqueda de justicia étnico-racial y ambiental.
La vicepresidenta colombiana y ministra de Igualdad y Equidad, Francia Elena Márquez Mina, junto con la Ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, y el Canciller Luis Gilberto Murillo, lideraron este esfuerzo que reconoce el papel crucial de las comunidades afrodescendientes en la conservación de la biodiversidad global.
COP16 logra histórico reconocimiento de afrodescendientes
El acuerdo permitirá a estas comunidades acceder a recursos financieros para proyectos de biodiversidad y participar activamente en discusiones ambientales globales. En América Latina y el Caribe, donde la población afrodescendiente supera los 154 millones de personas y ocupa más de 205 millones de hectáreas en ecosistemas biodiversos, esta decisión representa un avance significativo.
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Durante la COP16, se anunciaron otras iniciativas importantes, incluyendo la creación de un Fondo Multidonante en colaboración con Ecuador, Panamá y Costa Rica, que aspira a movilizar 100 millones de dólares hasta 2030 para financiar proyectos de conservación en el Chocó biogeográfico y regiones conexas.
Además, se estableció el Programa Pueblos Afrodescendientes de las Américas, en colaboración con Brasil, que busca fortalecer a estas comunidades como guardianes de la biodiversidad. Por primera vez en la historia de las COP, se incluyó un Foro Internacional Afrodescendiente en la agenda oficial.
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También se inauguró el Centro de Innovación BAOBAB, un espacio de pensamiento e investigación dedicado a transformar las estructuras racistas y patriarcales existentes, y se dio especial protagonismo a mujeres y jóvenes, con la participación de más de 130 mujeres y 45 jóvenes en diversos programas.
La vicepresidenta Márquez Mina calificó este reconocimiento como «un acto de justicia étnico-racial» y un primer paso crucial para cerrar las brechas de inequidad que enfrentan los pueblos afrodescendientes. El acuerdo también establece mecanismos para que los países reporten las contribuciones de estas comunidades a través de sus informes nacionales, asegurando su visibilidad y participación continua en la conservación de la biodiversidad global.