Como algo Inédito, insólito y muy preocupante se presenta el caso del aumento brutal del sicariato en la ciudad capital. Tal parece que el negocio de la muerte se hubiera reinventado y empezado con más ahínco en Bogotá en la época de la pandemia, todo esto frente a la mirada fría e indiferente de las autoridades capitalinas.
Y no, no es un efecto de la economía naranja del gobierno, es el resultado del ingreso de armas al país y la facilidad de portarlas en la ciudad lo que ha hecho que los homicidios y estas empresas criminales proliferen y que a su vez, muchos bogotanos se sientan en riesgo.
En Bogotá aumentó el sicariato en un 336%
Según detalla el ex director del DNP Simón Gaviria en Bogotá “el uso de pistolas aumentó 14% en homicidios, 15% en hurtos, 215% en hurtos SITP y 42% en hurtos de bicicleta. Durante este período, según la CCB la percepción de inseguridad pasó de 42% a 76%” y remata diciendo que ha sido “Menos discutido, pero más escandaloso, es el incremento del sicariato en la Capital en 336%”
Una cifra de este calibre es escandalosa, porque significa que los capitalinos se han vuelto más violentos y que el asesinato se ha convertido en una forma más de dirimir conflictos. La eliminación total del otro, genera una crisis moral muy difícil de calcular.
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