Presidente de Bolivia Luis Arce, de 60 años, quien está en el poder desde 2020, estuvo el miércoles bajo el asedio de militares con tanques que intentaron irrumpir en el palacio presidencial, donde se encontraba el mandatario cuando estalló la sublevación. Uno de los carros de combate trató de derribar la puerta, permitiendo el ingreso del general Juan José Zúñiga, líder del fallido levantamiento. Las tropas sublevadas se apostaron frente a la sede de gobierno en pleno centro de La Paz antes de replegarse. Zúñiga también abandonó el lugar y fue detenido junto al comandante general de la Armada Boliviana, el vicealmirante Juan Arnez Salvador. Ambos han sido acusados por la fiscalía de los delitos de terrorismo y alzamiento armado.
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Tras varias horas, la situación se calmó con el regreso de los uniformados a sus cuarteles y la detención de los dos altos mandos castrenses. El Palacio de Gobierno difundió una conversación entre Arce y Zúñiga en las puertas de la casona presidencial, rodeados de militares.
Crisis económica
El incidente militar, sin precedentes en más de 20 años de vida democrática, ocurre en medio de una turbulencia económica provocada por la escasez de dólares, lo que ha generado quejas en el comercio importador, y la falta de combustibles, que ha enfurecido a los sindicatos de transporte de carga. Arce declaró en las redes sociales: “Los bolivianos necesitamos trabajar para sacar adelante al país”, y no sublevaciones que “dañan la imagen de la democracia boliviana a nivel internacional y generan incertidumbre innecesaria”.
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En el trasfondo de la crisis está la disputa entre Arce y su mentor político, el expresidente Evo Morales (2006-2019), por la candidatura para las elecciones generales de 2025. Zúñiga se sumó a las peleas políticas al expresar su firme oposición al eventual retorno al poder de Morales, quien compite con Arce por el liderazgo del partido oficialista.
Este suceso agudiza la ya tensa situación en Bolivia, cuya economía ha visto incrementado su riesgo país este año, según el índice EMBI de JP Morgan, alcanzando los 1.980 puntos, superando incluso a Argentina y Ecuador. Mauricio Méndez Díaz, analista de REC Investments, comentó a La República: “De hecho, venía subiendo desde el mes pasado con más fuerza por la escasez de dólares e incluso por rumores de problemas entre el Ejército y la Presidencia”.
El país enfrenta una crisis económica debido a la caída de las exportaciones de gas natural, la escasez de dólares y un colapso de la paridad monetaria. Este año, la inflación ha acumulado cinco meses al alza, alcanzando el 3,5%, un nivel más alto que durante la pandemia de COVID-19. Las agencias calificadoras de riesgo han dado bajas notas al país: Moody’s lo coloca en Caa3, Fitch Ratings en CCC+ y S&P Global Ratings en B-.
Gobiernos de Ecuador, Brasil y Colombia han expresado su apoyo a la democracia en Bolivia. La Casa Blanca, tras un Consejo de Seguridad, también llamó a la calma y al orden en el país sudamericano.
