Tragedia anunciada en La América: La montaña se está moviendo y el Estado NO
En la Comuna 12 de Medellín, barrio La América, la tierra se está moviendo y las autoridades siguen sin aparecer. Vecinas y vecinos han notado grietas en sus casas, muros inclinados y una preocupación creciente:
¿Qué tan cerca estamos de una tragedia?
En uno de los sectores de La América, una montaña se está cayendo, lentamente, pero sin pausa. No es un derrumbe repentino, es una amenaza que avanza día tras día: las grietas en las casas, los muros que se inclinan, los pisos que ceden sin aviso. Las familias lo saben. Lo viven. Han hecho lo que les corresponde: han alertado, han buscado ayuda, han exigido presencia institucional. Pero mientras la montaña se desploma centímetro a centímetro, la respuesta del Estado no aparece.
Tragedia anunciada en La América
Ni la Alcaldía, ni la Unidad de Gestión del Riesgo, ni Planeación, ni los organismos encargados del monitoreo de suelos han respondido de forma seria. Y eso, en Medellín, una ciudad que ha vivido tragedias por deslizamientos, es más que preocupante: es irresponsable.
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El silencio institucional frente a una posible emergencia no solo es una falta de gestión. Es una forma de violencia. Es decirle a una comunidad entera que su vida vale menos. Que su voz no alcanza. Que si no hay cámaras, si no hay muertos, entonces no hay urgencia.
La América no es una comuna cualquiera. Es un territorio popular, lleno de historia, donde la gente ha levantado sus casas a pulso. Donde hay adultos mayores que llevan medio siglo en el mismo lote, y jóvenes que crecen entre calles empinadas soñando con quedarse. Pero si la montaña decide ceder, si la tierra termina de romperse, no quedará rastro de esa vida.

Las familias no se han quedado quietas: han reportado, han tocado puertas, han insistido en ser escuchadas. Pero la respuesta institucional sigue sin llegar.
Nos negamos a esperar la tragedia para actuar. No queremos que nos usen de ejemplo en un foro técnico ni que aparezcamos en titulares con cifras de damnificados. Queremos que el Estado cumpla su función antes, cuando aún hay tiempo de prevenir.
La tierra habla. La comunidad también. Lo que falta es que escuchen quienes tienen el poder de actuar. Y que lo hagan ya.
















