En un mundo donde los derechos humanos siguen siendo vulnerados y la lucha por la justicia es una batalla constante, nos enfrentamos una vez más a la desgarradora realidad de la violencia contra aquellos que defienden la vida y la dignidad de sus comunidades. El reciente asesinato de la líder indígena Carmelina Yule Pavi en Toribio, Cauca, es un recordatorio escalofriante de los riesgos que enfrentan quienes se atreven a levantar la voz en favor de los más vulnerables.
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Carmelina, una figura destacada en la defensa de los derechos de los Pueblos Indígenas y la protección del territorio, no solo representa la pérdida de una valiosa líder comunitaria, sino también la brutalidad de un sistema que silencia a quienes se oponen a la injusticia. Su vida dedicada a la lucha por la igualdad y la dignidad humana es un ejemplo de coraje y sacrificio que no debe pasar desapercibido.
El legado de Carmelina se une al de otras mujeres indígenas que han perdido la vida en la búsqueda de un mundo más justo. Cristina Bautista, Sandra Liliana Peña, Argenis Yatacué y tantas otras han sido víctimas de una violencia sistemática que busca acallar las voces disidentes y perpetuar un status quo de opresión.
Es imperativo que las autoridades colombianas actúen con diligencia y determinación para llevar a los responsables de este crimen atroz ante la justicia. La impunidad no puede ser tolerada en un estado de derecho y la protección de los defensores de derechos humanos debe ser una prioridad absoluta.
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La solidaridad con la familia de Carmelina, así como con las organizaciones y comunidades que ella representaba, es fundamental en este momento de duelo y indignación. Debemos unirnos en la condena de esta violencia inaceptable y trabajar juntos para construir un futuro donde la paz y la justicia sean una realidad para todos.
El legado de Carmelina Yule Pavi nos insta a continuar la lucha por un mundo donde los derechos humanos sean respetados, donde la diversidad sea celebrada y donde la voz de los más vulnerables sea escuchada y valorada. Su sacrificio no debe ser en vano.
