Sí lo encuentras, me cuentas. Como mi trabajo depende de la información que logro recolectar, de las historias que llegan a mis oídos, de lo que observo, de la actualidad y los acontecimientos mundiales.
Decidí recolectar las historias que me han contado acerca de la posibilidad de encontrar pareja en las aplicaciones. De este tema hay mucha tela que cortar, y aunque las historias parezcan graciosas, nos aportan insumos para realizar nuestros filtros y, además, nos recuerdan que no estamos solas, que ha todas nos ha pasado alguna vez.
El que no se parece a nada a la foto de perfil
Todos sabemos que existen filtros y que cada vez es más fácil parecer bonito en las redes sociales, pero realmente algunos se pasan.
Señores, no se vale montar una foto de perfil de cuando tenías 25, si ya tiene 45 y mucho menos, elegir la foto de la cédula.
Una amiga me contó que una vez quedó de encontrarse con un hombre con el cual había entablado una conversación hacía más o menos 15 días. El lugar de encuentro fue el Parque de los Pies Descalzos (Por aquello de citarlo en un lugar concurrido, para que no te vaya a pasar nada malo).
Sí lo encuentras, me cuentas
Ella llegó con 30 minutos de anticipación, se sentó en una silla en el lugar acordado, su acompañante llegó puntual, ella cuando lo vio, intentó disimular su decepción, él media más o menos 1.55 mts de altura, con las manos pequeñas, el cuerpo menuditico, parecía un niño, pues, de espaldas, porque de frente, su cara reflejaba sus cuarentitantos.
Ella intentó seguir con la cita sin mirarlo mucho y pidiéndole al universo, que el almuerzo terminara rápido. Hablaron de todo y de nada, pero ella no podía concentrarse, pensando que él tenía como nombre de perfil: “Caleño, gran hombre y semental”.
El del trabajo no identificado
De estos si que hay, unos porque no pueden hablar de su trabajo, pues se dedican a actividades de alto riesgo y casi ilegales, otros, porque simplemente no se dedican a nada y están al rebusque.
En este caso, la cita era para disfrutar de unas cervecitas y conocerse, entre charlas, ella le preguntó a qué se dedicaba, él respondió que no podía hablar mucho de eso, porque estaba en proceso de patentar una idea y no quería correr el riesgo de que se filtrara aquel invento que iba a cambiar la historia de la humanidad.
Al final de la cita, ella tuvo que pagar la cuenta y darle una platica para que el buen hombre se devolviera en metro para su casa.
El que quisiera trabajar en películas porno
Estos son los más desagradables, empiezan preguntando por tu vida y tu trabajo y después del primer café, pasan a preguntarte que cuál es tu posición sexual favorita.
En menos de 15 minutos, sin saber casi nada de él, esta amiga estaba respondiendo un cuestionario sexual que incluía preguntas como: ¿Qué piensas de los tríos?, ¿Ya participaste de una orgia?, ¿Te gusta el sexo virtual?, ¿Cómo te gusta un pene?
En esta ocasión, la mujer que quería salir corriendo de allá, le pidió que le mostrara una foto de su pene, él no dudó en buscar una en su celular y cuando ella la vio, le dijo: ¿En serio, esto es todo, no tenés otro?
El que se enamora sólo
En esta historia, ellos se encontraron en un restaurante para comer, llegaron puntuales y disfrutaron de unas horas entretenidas.
El segundo día, él le escribió a las 7 a.m. y le dijo: “Espero que tengas un feliz día hermosa”. A las 12 del día, volvió a escribirle diciendo: “Me cuentas qué almuerzas y cuando tengas un ratico, me marcas”, a las 6 de la tarde, el hombre volvió a textiar, esta vez para decirle: “Me dices si puedo llamarte ya”.
El tercer día, el le escribió en la madrugada para decirle que la extrañaba y que no veía la hora de que amaneciera para poder hablar con ella. En la tarde le escribió: “Creo que me estoy enamorando de vos”.
Al cuarto día, ella lo bloqueó.
El emprendedor
Se citaron para conocerse, esta vez, él la invitó a un parque para que estuvieran tranquilos y pudieran hablar.
Ella estaba entusiasmada porque en los días anteriores al encuentro, no le había pedido plata, ni le había pedido que le enviara fotos y, además, siempre hablaba de temas interesantes.
Cuando se encontraron y luego de hablar por unos minutos, él comenzó a contarle a qué se dedicaba, ella le prestó toda la atención, acto seguido y pasados unos minutos, él le hizo la más temible y espantosa pregunta que te pueden hacer en una cita: ¿No quieres ser tu propio jefe?
Sí, exacto, el hombre trabajaba con Herbalife.
No perder las esperanzas
Realmente son muchas las decepciones que las mujeres nos llevamos en estas aplicaciones, pero que podrían evitarse, preguntado lo que hay que preguntar.
Amigas, no se desanimen, seguro habrá algún hombre en la ciudad que no quiera que lo mantengas, ni quiera que trabajas para él o que hagas un trio o lo acompañes a un bar swinger, debe haber alguno que no sea gay, o casado o delincuente…
Recuerda: si lo que buscas es un hombre que haga todo lo que tu le digas, que te escuche y te lleve a donde quieres, llama un taxi.
Ánimo, aplica los filtros y si lo encuentras, me cuentas.