Wilmar es un firmante del proceso de paz que llegó a Santa Lucía de Ituango desde el 2018, allí, dice que no tardó en darse cuenta que su reinserción en la sociedad no sería fácil, aunque por supuesto, guardaba como la mayoría, esa pequeña pero ambiciosa esperanza de ser protagonistas del final de la violencia. Protagonista del inicio de la paz.
Su camino hasta hoy, ha estado lleno de algunos momentos de incertidumbre y miedo, pero también de buenas acciones y mucha paciencia.
Vulnerable
Hace algunos años tuvo que abandonar la Zona Veredal Transitoria de Normalización en Ituango debido a que su seguridad y la de otros 400 firmantes que se encontraban en este espacio, estaba viéndose vulnerada.
Su vida corría peligro: “Nos tuvimos que ir, el riesgo que corremos es algo que no tiene sentido (…) nosotros firmamos para acabar con la violencia, pero ha sido todo lo contrario, diferentes grupos armados nos amenazan constantemente y continúan con la violencia”.
Desesperanza
Frente a este panorama que para cualquiera sería completamente desesperanzador, Wilmar se mantiene en pie, la construcción de la paz y su incorporación en la sociedad se han convertido en sus grandes luchas.
Protagonista del inicio de la paz
Hoy, con mucho orgullo y con una luz particular en sus ojos dice que, a pesar del miedo y las cosas difíciles del proceso, hace dos años es el vicepresidente de una Cooperativa Solidaria de firmantes.
Cuando le preguntamos a Wilmar que qué era lo que lo hacía continuar y sentirse orgulloso, nos respondió que aprender cosas nuevas y poder salir adelante, que le ha gustado mucho estudiar y hacer parte del Diplomado de Reinserción que le ha ofrecido la Secretaría de La No Violencia, porque siente que ha podido aprender y entender muchas cosas valiosas.
Aprendizaje
Dentro de estos aprendizajes, Wilmar afirma: “uno de los aprendizajes más importantes que he tenido fue entender realmente y a profundidad el por qué se creó la JEP, era algo que no entendía al principio, pero ahora con el diplomado entiendo de qué se trata y creo que eso nos ayuda a entender más el proceso del que hacemos parte”.
Sin embargo, fue insistente con que vivir en la ciudad es difícil y le ha costado acostumbrarse un poco al ruido y el afán, que todo el tiempo piensa en su vida y en su seguridad, que siente que al Estado le ha faltado voluntad para implementar el Acuerdo, sobre todo con aquellos firmantes que durante varios años han demostrado arrepentimiento e intenciones de transformar su vida para aportar al bien común.
La Verdad
Al final, creemos que lo que queda es el reconocimiento de la importancia de la verdad, la transición, el arrepentimiento y el perdón, pero también, la intención de cambio y de reinserción en la sociedad a través de buenas acciones de Wilmar y de algunos compañeros que menciona y con quienes comparte la Cooperativa más allá de las adversidades.