El campo es prioridad en Vegachí y para Diana Quintana, de la vereda La Sonadora, el establecimiento de las huertas familiares es importante porque por medio de estas, ahorra el dinero de las verduras y hortalizas que ella misma puede cultivar en su finca.
Desde la administración municipal, se siguen generando oportunidades para la gente en el campo, afirmando así, su compromiso con el desarrollo sostenible y la productividad campesina.
Productos
Cilantro, cebolla de rama, café, repollo, zanahoria, pepino, tomate, habichuela y arvejas, son algunos de los productos que hoy, son cultivados en las huertas, a través de las cuales se ha fortalecido la seguridad alimentaria de Diana, de su familia y las demás familias de la vereda.
Recordemos que la seguridad alimentaria, como acción y como proceso, está estrechamente relacionada con el mejoramiento de la calidad de vida.
Recordemos que la seguridad alimentaria, como acción y como proceso, está estrechamente relacionada con el mejoramiento de la calidad de vida de las personas del campo, ya que se refiere a la disponibilidad y el acceso justo a los alimentos, a que estos alimentos sean nutritivos y saludables, y más importante, que esta situación sea estable y continua en el tiempo, no una odisea marcada por la incertidumbre.
Los procesos
Además, es importante resaltar que estos procesos deben tomarse como prioridad por parte de las administraciones municipales, ya que en la declaración que hace la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, se estipula que es vital y prioritario el brindar por parte de estas entidades gubernamentales, condiciones verdaderamente justas en las zonas rurales a través de asegurar que todas las personas tengan acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, y así poder llevar una vida activa y saludable.
Encontramos entonces, una asociación directa entre el fortalecimiento de las huertas familiares con los procesos de seguridad alimentaria, ya que estas, mejoran la capacidad de los pequeños agricultores y de las comunidades a enfrentar los problemas interrelacionados con la nutrición, la salud y la seguridad económica. Además, la generación de ingresos monetarios y de trabajo, debido a producción de los cultivos fuera de estación, el fortalecimiento de los tejidos sociales en las comunidades rurales, el aumento de la calidad alimentaria gracias a la mayor diversidad de la ingesta y la disminución del riesgo debido a la mayor diversidad productiva.