Caras Vemos Materas empezó con Manuela Zea y Laura Tobón, una arquitecta y una audiovisual que se conocen hace 12 años. Estudiaron juntas en el colegio y son amigas desde el primer momento en que se conocieron.
Las dos siempre han sido muy amantes de las plantas, siempre han estado empeliculadas con tener su propio jardín, una terraza verde, cultivar, robar piecitos por ahí, hacer trueques de plantas y cositas para el jardín que fueran encontrando.
¿Cómo nace?
Un día, después de llevar hablando de plantas y espacios un buen rato, empezaron a hablar de las materas que había en el mercado.
Del hecho de que casi todas fueran plásticas o demasiado simples, muchas bonitas, pero como sin alma, y que sentían que se estaba reinventando el barro. Posiblemente, estábamos en medio de un auge por volver a lo esencial, al material, a la tradición, a lo hecho a mano, al significado.
La idea nace de ahí, en el deseo de embellecer sus propios jardines y en el de modelar materas con sentidos que devolvieran al jardín la tradición y los gestos.
Los productos
Los productos que ofrecen Caras Vemos, son materas en barro modeladas con un diseño único, cada matera tiene un rostro especial. Y con este, gestos y parafernalia que termina por convertir cada pieza, en una expresión facial que habla de forma única.
No existe ninguna matera repetida, ya que además de que cada una tiene una expresión propia, también está adornada con piezas como aretes y accesorios que terminan por dotarlas de una personalidad.
Caras Vemos Materas
Hechas a mano
Desde el refinamiento del barro hasta la modelación y el secado se hace completamente manual. La inspiración y la caracterización de todos los diseños de sus materas viene de la historia de la evolución del uso del barro en diversas comunidades y etnias, principalmente Colombianas, las cuales han inspirado su próxima colección llamada “Tierra Adentro”.
Ventas
Caras Vemos vende por medios virtuales principalmente a través de su perfil de Instagram (@caras_vemos_materas).
Entregan a domicilio en Medellín, además, dictan talleres prácticos en donde cada asistente puede crear su propia matera, conectarse con el material, aprender la técnica de modelado y experimentar.
¿Cómo las afectó el Covid19?
La contingencia por el Covid19 ha afectado las ventas porque la producción ha sido muy difícil. Principalmente porque buscan que la materia prima sea local, incluso para la fase de la quema, ya que tienen una alianza con una marca llamada Casa de Barro, que también es un emprendimiento local.
¿Qué las hace diferentes?
Su recorrido como artistas del barro es empírico, como ellas mismas lo narran, hablan de que ha sido un proceso de aprendizaje práctico apoyado en la experimentación.
Han dedicado mucho tiempo a conocer los diferentes tipos de barro, testeando, reconociendo el material y probando diferentes métodos de amasado y de modelado.
No son muy dogmáticas ni muy puristas, se trata más bien de algo que aman hacer, dicen que para ellas se ha tratado más de un proceso creativo.
Del reconocimiento de técnicas tradicionales y manuales del barro, un elemento que reconocen como esencial para el desarrollo de la cultura material de cientos de comunidades ancestrales en el territorio.
PD: Entrevista e Investigación: Manuela Hoyos B